Aprovechar este potencial requiere más inversión en exploración científica, talento geológico y mejoras regulatorias.
El sur andino del Perú alberga algunos de los depósitos minerales más importantes del mundo para la transición energética. Así lo destacó el Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico (Ingemmet), al señalar que esta región posee sistemas porfiríticos de cobre y molibdeno que podrían colocar al país como líder global en minería.
Estos depósitos, formados por magma hace millones de años, representan más del 75 % del cobre producido en el planeta, un recurso clave para tecnologías limpias como autos eléctricos, redes inteligentes y paneles solares.
Actualmente, Perú es el tercer mayor productor de cobre del mundo, solo detrás de Chile y la República Democrática del Congo. Sin embargo, el país podría escalar al primer lugar si concreta su cartera de proyectos porfiríticos.
Minas como Toquepala, Cuajone, Cerro Verde y Quellaveco ya están operativas, mientras que otras como Zafranal, Los Calatos y Michiquillay están en etapa de desarrollo. Estos yacimientos, muchos de ellos «ciegos» (sin señales superficiales), requieren tecnologías avanzadas para su descubrimiento.
La nueva exploración minera se apoya en mapas geológicos, modelos 3D, inteligencia artificial y análisis estructurales. Un ejemplo clave es la falla Incapuquio, una antigua fractura que permitió el ascenso del magma y la formación de estos depósitos. Este sistema estructural, junto con fallas menores y alineamientos diagonales (“antiandinos”), actuó como una red de transporte de minerales desde el manto terrestre hasta las zonas superficiales.
Además de la estructura geológica, la «fertilidad» del magma también influye. Solo ciertos magmas ricos en agua, volátiles y tierras raras pueden formar depósitos económicamente viables.
En el sur del Perú, las unidades geológicas Yarabamba y Toquepala reúnen estas condiciones, y han sido estudiadas a profundidad por el Ingemmet. Su último informe técnico identifica los principales clústeres porfiríticos en un nuevo mapa geológico a escala 1:650,000, sustentado en décadas de investigación y análisis de rocas.
Con una corteza terrestre de 40 a 50 km de espesor, condiciones geológicas ideales, una rica tradición minera y creciente demanda internacional, Perú está frente a una oportunidad histórica. Pero aprovechar este potencial requiere más inversión en exploración científica, talento geológico y mejoras regulatorias.
Si el país avanza con visión estratégica, podría posicionarse como un actor central en la transición energética global. La historia de los pórfidos del sur peruano aún no ha terminado: el futuro del cobre limpio puede escribirse desde aquí.