El desarrollo del Megapuerto de Chancay impulsa una nueva dinámica regional en Sudamérica, despertando tanto competencia como oportunidades de integración con Chile y Brasil, en sectores como exportación frutícola, infraestructura y logística portuaria.
El avance del Megapuerto de Chancay ha redefinido el equilibrio portuario en la costa del Pacífico sudamericano. Según la Fundación Chilena del Pacífico, este proyecto peruano no solo posiciona al país como un nuevo rival logístico de Chile, sino que también abre espacio para colaboraciones estratégicas. Iván Marambio, miembro del consejo directivo de la fundación, afirmó que Perú ha dejado de ser un actor pasivo para convertirse en un impulsor del desarrollo regional, promoviendo la modernización de infraestructura y el crecimiento de exportaciones.
En ese contexto, las relaciones entre Chile y Perú han cobrado una renovada importancia. El comercio bilateral alcanzó los USD 3.576 millones en 2022, con una diversificación sostenida gracias al Tratado de Libre Comercio vigente desde 2009. Productos como paltas, molibdeno y ácido sulfúrico lideran las exportaciones peruanas hacia Chile, mientras que este país ha fortalecido sus envíos de acero, maquinaria y gas propano. A su vez, eventos binacionales han impulsado nuevos acuerdos comerciales, superando ampliamente las expectativas.
Desde Brasil, también hay interés en conectar con el Megapuerto. El gobierno brasileño evalúa un proyecto ferroviario para vincular su territorio con el terminal en Chancay. Si bien inicialmente se consideró un trazado que atravesaba zonas sensibles de la Amazonía, las autoridades ajustaron el plan en respuesta a preocupaciones ambientales y de pueblos indígenas. Este proyecto subraya el valor geoestratégico del puerto peruano como puerta de salida al Asia-Pacífico.
Finalmente, la inversión mutua entre Chile y Perú ha fortalecido sectores clave como la minería, agroindustria y energía renovable. El intercambio comercial se ve complementado con flujos de inversión que, por el lado chileno, han generado más de 50,000 empleos en territorio peruano, mientras que el capital peruano en Chile suma cerca de USD 13,000 millones, reflejando una relación económica que evoluciona de la competencia a la cooperación.