Luego de un 2016 marcado por la concreción de grandes proyectos cupríferos y un marcado repunte de la producción de ese metal, para el 2017 en curso la industria minera peruana se enfrenta al enorme reto de sostener y potenciar esos logros para darle sostenibilidad a su crecimiento y desarrollo futuro. Pero, ¿qué debe hacerse para conseguirlo? En la presente entrevista, Rodrigo Prialé, gerente general de Gerens, responde a esa interrogante haciendo un exhaustivo balance de la situación del sector y enumerando las principales tareas para conseguir ese objetivo.
¿Cuál es su percepción de lo que vienen haciendo las nuevas autoridades en el sector minero?
Desde el momento en que el actual gobierno empezó a tomar la conducción del país, yo sí he percibido por lo menos el deseo de apoyar el desarrollo de los proyectos mineros, lo que es una buena señal, un buen punto de partido. Sin embargo, el gran desafío es cómo lograrlo. Las autoridades están destacando la importancia (de los proyectos mineros) y eso es un avance.
Y se les nota comprometidas con ese objetivo, a diferencia de otras gestiones.
Bueno, por lo menos se nota un cambio en ese aspecto, el deseo de avanzar, y eso es importante. Pero creo que el gran problema es cómo lograrlo. Porque, como hemos visto muchas veces, es fácil decirlo, pero muy difícil hacerlo. Desde ya, sin embargo, ese cambio respecto al sector minero me parece positivo.
Lo que ha sido acompañado, además, con algunas medidas para impulsar el dinamismo de la industria, como la reducción y simplificación de los procesos para emisión de permisos para proyectos de exploración, nuevas políticas de gestión de conflictos, entre otras. En general, sin embargo, la industria minera enfrenta un contexto que no es el más positivo.
Que es parte de lo que históricamente debe enfrentar la industria por momentos, que son ciclos de auge pero también de declive de los precios en los que todo luce como muy sombrío y adverso. Como en los últimos años, en los que la industria mundial ha pasado por momentos complicados. De hecho, a nivel mundial, son muy pocas las empresas líderes que no han tenido que enfrentar dificultades, las que no solo han estado asociadas al descenso de los precios, sino a proyectos que no se concretaron, a cuantiosas inversiones que no tuvieron el impacto que esperaran, o simplemente a que se invirtió inadecuadamente en ellos.
En el Perú, felizmente, eso ha sucedido, pero en mucha menor medida.
¿Y cómo se ha manifestado esa situación en la industria minera peruana?
El problema que ha enfrentado y enfrenta la industria minera nacional es una mezcla de descenso de los precios, un incremento pasado de los costos que no ha sido posible de reducir para que estén acorde con los ingresos y poca flexibilidad de la industria para ajustarse a esa situación. Eso se ha traducido en una disminución de las utilidades, que el año pasado fueron negativas. Y no estamos hablando de números pequeños, sino muy importantes.
En un entorno así, es difícil que todos miren el futuro con mucha serenidad y optimismo. Pero los mineros peruanos han pasado muchas veces por situaciones como esa, e incluso por peores. Eso los ha ayudado a extraer lecciones valiosas que, sin duda, les están sirviendo para salir lentamente adelante en este momento complicado. En suma, lo que vemos hoy es una pequeña mejora en lo que puede pasar con la industria minera peruana a futuro.
En el Perú tenemos una industria minera importante a nivel mundial, con cada vez más preponderancia de la industria del cobre. De hecho, con los proyectos que terminarán de ejecutarse este año, la producción cuprífera muy probablemente se aproximará a representar la mitad de la producción minera agregada –el año pasado fue de más de 45%–; lo que sumada a la de oro, que representa más del 20%, nos llevará a que los dos sumen entre 70% y 75% de la producción total. Esto confirma que, en términos mineros, el Perú se está convirtiendo en un país cuprífero-aurífero.
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