La exploración genera el nacimiento de las minas futuras y crea valor a través de los descubrimientos; además, garantiza los recursos necesarios para el futuro de la minería y de la economía nacional. Ante ello, los estudios geológicos contribuyen significativamente, porque a través de ellos se realizan las actividades necesarias para encontrar el yacimiento mineral.
El ciclo minero se inicia con el descubrimiento de un yacimiento mineral -y cuya explotación se hará realidad con una adecuada rentabilidad económica- el se logra a través de la exploración geológica y estudios geológicos que acompañan el proceso minero en todas sus etapas hasta que se ejecuta el cierre de minas.
“Los estudios geológicos están presentes desde la etapa inicial del descubrimiento hasta el final de la misma cuando se determina el modelo geológico y se define la geometría y la dimensión del cuerpo mineral”, recalca Miguel Cardozo, Gerente general de CP Group.
Los estudios geológicos sustentan los trabajos dedicados a definir la viabilidad económica del yacimiento mineral, así como también están presentes durante la explotación mediante el control geológico del minado. Esto último con el objetivo de asegurar la calidad del mineral extraído y del trabajo de exploración adicional que se hace del tajo de minado y de las zonas adyacentes (o muy cercanas a la unidad minera), donde se puede encontrar mineralización adicional que alargue la vida de la mina o permita su expansión en caso se encuentre recursos adicionales que así lo justifiquen.
Finalmente, al acabar el minado, los estudios geológicos ayudarán al proyecto asegurando que las medidas de cierre sean las adecuadas y cumplan con los objetivos ambientales comprometidos por la empresa.
Modelos poco infalibles
Se estima que solo uno de cada diez prospectos avanza hasta la etapa de perforación, y que de cada 100 proyectos perforados solo uno se convierte en mina; por ello, en el sector minero se considera que no existe métodos de exploración tradicional que sea infalibles, puesto que la tasa de éxito en exploraciones es muy baja.
“El descubridor de un yacimiento no es el primer grupo de exploraciones que lo estudia, puede ser el segundo, tercero, cuarto y hasta quinto grupo profesional que encuentra la clave para tener éxito y encontrar un cuerpo mineral viable en un proyecto”, manifiesta Miguel Cardozo.
Por su parte, Guillermo Díaz Huaina, Ingeniero Geólogo de MWH Perú, precisa que la experiencia ha demostrado que los estudios geológicos -para cada yacimiento minero- no se pueden ajustar a modelos tradicionales porque cada yacimiento minero tiene sus particularidades.
En ese sentido, cita como ejemplo a la Mina Lagunas Norte, donde la mineralización no solamente se encontraba en los volcánicos sino que se había instalado en secuencias sedimentarias estableciéndose, en primer lugar, una mineralización diseminada en este tipo de rocas sedimentarias de la Formación Chimú, y ahora considerada como un metalotecto para la búsqueda de otros yacimientos en este tipo de roca.
Y es que lo importante es trabajar de forma ordenada, sistemática, integrando los datos que se van obteniendo para mejorar continuamente el modelo de exploración y el entendimiento de los procesos de alteración y mineralización e ir aplicando las diferentes técnicas de exploración para definir los mejores blancos de perforación.
“Se debe avanzar de forma científica y eficiente al mismo tiempo; mantener la mente abierta a los diferentes modelos geológicos aplicables al contexto geológico en el que se explora y, finalmente, perforar en el mejor sitio posible, con la dirección y profundidad apropiadas”, asegura Miguel Cardozo.
(El informe completo se encuentra en la edición impresa y virtual de su revista RUMBO MINERO Nº 88)