El papa, de 69 años, tiene profundas raíces en Perú.
La misa de entronización, fuertemente custodiada y retransmitida globalmente, marca el inicio de un liderazgo que promete dar prioridad a los valores de igualdad y justicia, mientras enfrenta las realidades de un mundo siempre cambiante.
Durante la misa, cargada de simbología y tradición, el papa León XIV recibió los emblemas papales: el palio y el anillo del pescador. En su homilía, recalcó la importancia de la “unidad” y la “caridad”, abogando por estos valores en lugar de la coerción y la propaganda religiosa
León XIV, durante su discurso, criticó abiertamente el paradigma económico actual, señalando que perpetúa la desigualdad y el daño ambiental.
“En nuestro tiempo, vemos aún demasiada discordia, demasiadas heridas causadas por el odio, la violencia, los prejuicios, el miedo a lo diferente, por un paradigma económico que explota los recursos de la tierra y margina a los más pobres”, enfatizó.
El papa, de 69 años, tiene profundas raíces en Perú, donde vivió durante más de dos décadas trabajando como misionero y obispo.
Su conexión con el país sudamericano se refleja en su enfoque en la justicia social y su decisión de tomar el nombre de León XIV en honor a León XIII, un precursor en la doctrina social de la Iglesia.