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Balance y perspectivas de la minería peruana: Entre luces y sombras

El balance del desempeño de la industria minera peruana durante el 2019 ha sido mixto. Y es que, si nos ceñimos a sus cifras de producción e inversiones en operaciones en marcha registradas en el año, el resultado es parcialmente positivo. No obstante, si consideramos las dos variables básicas que definirán su futuro, como el desarrollo de nuevos proyectos e inversiones en exploración, el panorama cambia. A partir de estas evidencias, ¿cuáles son las perspectivas para su desenvolvimiento futuro? Respondemos a la interrogante en ésta y las siguientes notas que componen este informe.

La actividad minera comprende una amplia variedad de factores que establecen su desenvolvimiento, cada una de las cuales –unas más que otras– determinan no solo sus resultados en el tiempo, sino su presente y su futuro como actividad.

Así, desde la fase inicial de exploración de recursos hasta la obtención del producto final de las operaciones, pasando por el proceso intermedio de transformación, la minería es una industria altamente sensible a los vaivenes de esos factores.

La lista de estos factores es larga, pero entre los más destacados podemos citar, en el plano interno, la capacidad del país para atraer inversiones al sector, las condiciones sociales y políticas internas para que ellas se concreten y el marco regulatorio que rige cada una de las actividades que comprende; y, en el plano externo, la marcha de la economía global y de cada una de las economías que demandan los productos finales y, como directa consecuencia de esta última variable, la disponibilidad de capitales para el financiamiento de los proyectos y, muy importante, los precios internacionales de los metales que se producen.

En ese marco, y con el objetivo de tener un balance integral del desempeño de la actividad minera del país durante el presente año, el presente informe partirá por analizar primero los registros y evolución de sus cifras de producción e inversiones, variables clave para juzgar su desempeño; pero, como complemento, abordará también otros factores y temas, del ámbito interno y externo, decisivos para potenciar su operación en el tiempo y trazar sus perspectivas a futuro.

Así, respecto a la producción del sector durante el año –y solo como un pequeño adelanto de lo que trataremos en detalle en notas sucesivas–, podemos afirmar que, en el rubro de cobre, metal de predominancia excluyente en la actividad minera del país, los resultados registrados en el año le permitieron al Perú consolidar su posición como segundo productor de cobre en el mundo; esto, pese a que el volumen generado en el periodo enero-setiembre representó solo un leve incremento (1.6%) en comparación con similar periodo del 2018.

En el ámbito productivo, igualmente, caben destacar dos hechos en el balance del año: el notable incremento de la producción de estaño (10.1%) y, en contrario, la repetida caída de la producción de oro (-7.2%); resultados registrados para el periodo señalado del 2019, en comparación con su similar del 2018.

Pero si la observación de tales resultados productivos puede alcanzar para una calificación de regular en el balance, el análisis de la situación de las variables básicas para el desempeño futuro del sector solo da para una calificación negativa.

Entre estas podemos citar, por ejemplo, la puesta en marcha de nuevos proyectos o las inversiones en exploración, rubros en los que las estadísticas del año muestran evidentes señales de un nuevo retroceso respecto a lo acontecido en el 2018; lo que es más que preocupante si se toma en cuenta de que en ese año ambas variables mostraron registros de una retracción.

Como parte negativa del balance, además, podemos añadir como causa principal de ambas situaciones: la aguda conflictividad social que dominó la marcha del sector durante el presente año, lo que quedó de manifiesto en los recurrentes hechos de violencia ocurridos alrededor de Las Bambas y Tía María.

Otro de los temas que trataremos en este balance es el relacionado al marco regulatorio del sector y, específicamente, a dos normas que rigen sus actividades: el nuevo Reglamento de Exploraciones, emitido el año pasado, y la Ley General de Minería (LGM); ambas cuestionadas por diversos actores del sector: el reglamento, por su nula efectividad para el logro de los objetivos para los que fue emitida; y la LGM, por haber sido superada por la realidad de la minería actual.

Finalmente, para cerrar el balance, analizaremos las perspectivas del mercado mundial de los principales minerales y de sus precios internacionales que enfrentará la industria minera peruana en los próximos años.


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