La minería a gran escala es uno de los mayores impulsores de la economía nacional. No solo por su capacidad de generación de empleo, sino también por lo que representa económicamente para las comunidades cercanas a los proyectos, en los que estas compañías invierten en infraestructura de salud y educación.
Es por ello que, entre los retos económicos del país está que el sector recupere el ritmo de crecimiento de años previos a la pandemia, cuando las 14 compañías más grandes de la industria tenían ventas por $18,9 billones, según datos a 2019 de la Supersociedades.
Para los expertos volver a esos niveles, que en 2020 cayeron a $14,77 billones, es fundamental ya que con base en esto pueden volverse a generar altas regalías e impuestos, que cayeron a $1,7 billones desde $2,5 billones, según datos de la Asociación Colombiana de Minería (ACM).
La recuperación más grande que se espera vendría de empresas como Cerrejón que cayó 51% en sus ingresos operacionales a $1,7 billones, afectada por un paro que duró 91 días, la huelga más larga de la historia de la empresa y que restringió las operaciones en La Guajira. Esto sumado a algunas decisiones judiciales hicieron que su producción en 2020 apenas alcanzara 11,1 millones de toneladas, 58% menos que en 2019.
A esta lista de los retos más importantes, se suma la minería ilegal, que probablemente sea la que más une a las grandes compañías mineras, pues esta práctica no solo afecta la imagen del sector en general, sino que también puede ocasionar daños irreversibles en el medio ambiente.
Para diferenciar la ilegalidad de la informalidad, en el país, se ha acompañado a más de 4.000 mineros en su tránsito a la legalidad (15.000 están en el proceso) por medio del incremento en la eficiencia en trámites, de acuerdo al Ministerio de Minas y Energía.
También, la Agencia Nacional de Minería ha avanzado en 100% de las más de 6.000 propuestas de contratos de concesión, que eran el stock a 2018; en 85% de las evaluaciones presentadas entre 2019 y 2020, y en 75% las presentadas en 2021.
En relación al impacto ambiental y social, las grandes compañías mineras se han comprometido en torno a las prácticas regenerativas, pasando de la simple extracción y aprovechamiento de los minerales hacia programas regenerativos, que contemplan el cuidado y la protección del medio ambiente, y la proyección socio-económica de las comunidades, detalló La República.
Siembra de árboles y protección ambiental
Una de las grandes ventajas de la minería regenerativa y de los procesos que vienen con esta es la protección del medio ambiente, fundamental para la práctica de la actividad minera. Por eso, las grandes mineras deben seguir ejemplos como Cerrejón que busca sembrar más de 300.000 árboles, Drummond que ha conservado 10.000 hectáreas y de AngloGold Ashanti, que impulsa la recuperación del bosque seco.
Repunte de la producción e ingresos
El sector minero tendrá una recuperación de 15% en 2021, impulsado por mayor producción de carbón, oro y níquel. Este proceso avanzará con el restablecimiento en la producción de carbón, reactivación de proyectos de infraestructura y construcción, aumento en la demanda internacional de bienes de lujo y el impulso a proyectos auríferos. La idea es mejorar ingresos que en 2020 llegaron a $14,7 billones; 2,1% de las ventas de las 1.000 más grandes.
Combatir la práctica de la minería ilegal
En Colombia, en 12 de los 32 departamentos se registra la existencia de explotación ilícita, en un área que supera las 64.000 hectáreas. Este tipo de prácticas ilegales tienen fuertes efectos ambientales, muchas veces irreversibles, en los ecosistemas de las diferentes regiones, además de contribuir a la deforestación y al desplazamiento y eventual desaparición de especies endémicas.
Inversiones en salud y educación
A través de los planes de minería regenerativa, las grandes compañías mineras en Colombia deben procurar un manejo responsable de las regalías, con las que las comunidades podrán invertir, por ejemplo, en mejores centros educativos y de salud. Estos proyectos no solo fortalecerán la infraestructura municipal de estos territorios, sino que también representarán un óptimo desarrollo de las condiciones socioeconómicas.
El diálogo directo con las comunidades
La transparencia en los procesos y la debida socialización de estos a la comunidad es uno de los retos que deben asumir las grandes compañías mineras. Esto, con el objetivo de evitar los posibles riesgos de un conflicto social que pueda generarse en los territorios donde se han asentado las empresas mineras, por lo que el diálogo directo, en el que se expliquen los procesos, puede ayudar a entablar puentes.
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