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La minería peruana después del 28 de julio

Víctor Burga

Socio de Auditoría de EY  

Ha sido bien recibida en el Perú y en el exterior la elección del señor Pedro Pablo Kuczynski como Presidente del Perú. Los debates y mensajes entre el señor Kuczynski y la señora Keiko Fujimori fueron intensos y, en algunos momentos, ambos se extralimitaron en calificativos y acusaciones. Las heridas aún están abiertas, pero es momento de poner al Perú en primer lugar y estoy seguro que la cordura va a prevalecer y el oficialismo y oposición van a saber jugar su rol en bienestar del país. ¿Cómo me imagino la minería después del 28 de julio? Déjenme soñar un poco. Los grandes inventos y grandes obras han partido del sueño, el deseo y luego la acción.

Sueño con un Estado peruano que asume su rol de Estado; es decir, que se asegura de que todas las comunidades aledañas a las áreas donde se desarrolla la minería (en la mayoría de las veces, son áreas inhóspitas y en altura) tengan acceso a servicios básicos tales como luz, agua y desagüe, e infraestructura de calidad. Para esto, el gobierno central empieza a trabajar de la mano con los gobiernos regionales y se pone objetivos para el quinquenio que el mismo presidente se encarga de monitorear de manera periódica. El gobierno actual, más allá de los discursos, finalmente toma conciencia de que la abdicación del Estado frente a estas necesidades afecta definitivamente la inversión privada al encarecer los costos y generar conflictos, genera una dependencia nefasta de la entidad privada y distorsiona el rol del estado.

Sueño con un gobierno que se olvida del borrón y cuenta nueva y desde el primer día continúa con las iniciativas del anterior gobierno para reducir y agilizar los trámites y permisos requeridos para la actividad minera y que, como parte de una reforma del Estado que finalmente se ejecuta, emite una serie de normas legales que uniformizan la aplicación de las mismas, facilitan los trámites y reducen el número de permisos y los tiempos de procesamiento de manera significativa (actualmente se tienen que tramitar entre 250 a 400 permisos y autorizaciones). Esto hace que el Perú sea considerado como un ejemplo a seguir por países mucho más desarrollados.

Sueño con que luego de dos años de trabajo intenso y conjunto del estado y la empresa privada, las comunidades aledañas, provincias y país en general llegan a entender que la minería legal lleva progreso y no deterioro de la calidad de vida ni de las actividades que desarrollan, tales como agricultura y ganadería.

Como consecuencia de esta concientización, se empiezan a destrabar rápidamente proyectos paralizados por mucho tiempo como Conga y Tía María y se anuncia una recuperación y fuerte inversión extranjera directa que supera los US$10 mil millones por año. Muchos inversionistas de diversas partes del mundo deciden apostar por el Perú por su enorme potencial geológico y ambiente favorable hacia la minería y, producto de esto, se proyecta un crecimiento del PBI en 2 puntos porcentuales en el mediano plazo. Asimismo, empezamos a acercarnos rápidamente a los niveles de producción de cobre de Chile, con perspectivas de sobrepasarlos.

Sueño con un país donde prevalece el orden legal y existe el principio de autoridad. Los trabajadores entienden que es válido y constitucional efectuar reclamos cuando consideran que sus derechos o aspiraciones han sido vulnerados, pero lo hacen dentro de un marco de respeto a las personas y a la propiedad privada, sin violencia y sin bloqueo de carreteras. En casos aislados de desmanes, el gobierno actúa rápidamente y hace valer el principio de autoridad, sancionando de manera justa y sin dejarse amedrentar ni chantajear, a las personas que han infringido la ley.

Sueño con un país donde todas las empresas del sector minero, sin excepción, toman conciencia de que es necesario tributar para el bien del país. A la vez, sueño con una SUNAT más justa al momento de la fiscalización, que no busca tres pies al gato en sus inspecciones, que revisa los impuestos como máximo al año siguiente de declarados y pagados y que devuelve los impuestos de acuerdo con los plazos de ley sin poner trabas para retrasar las devoluciones. Producto de este cambio de actitud y procedimientos, el gobierno empieza a recaudar por minería mucho más del actual 5.2% del total de recaudación y se empiezan a mejorar las condiciones de vida de los más pobres.

Sueño con que la empresa privada que se compromete con la comunidad y empieza a formar lazos de amistad duraderos. La empresa privada toma consciencia de que las relaciones no van a ser duraderas si sólo se hace filantropía o se hacen inversiones sin sentido, por lo tanto, se involucra de tal manera tal que se produce una simbiosis que le permite entender realmente cuáles son las necesidades de las comunidades y, sobre todo con humildad, forma parte de ellas.

Sueño con un país donde las empresas mineras extreman aún más el cuidado con el medio ambiente y buscan colaborar de manera estrecha con los distintos organismos fiscalizadores, pues entienden que tienen una gran responsabilidad hacia las personas y el país en general, y que cualquier problema medio-ambiental afecta su prestigio y su viabilidad futura. También sueño con un gobierno que establece reglas medio-ambientales que son alcanzables, comparables con estándares internacionales, y que las hace cumplir de manera justa.

Finalmente, sueño que como resultado de todas las acciones emprendidas, el Perú empieza a subir año a año en la encuesta del Instituto Fraser y en un plazo de cinco años nos situamos como una de las 10 jurisdicciones que más atraen a la inversión privada. Producto de este trabajo arduo y parejo, se reducen significativamente los índices de pobreza (personas que viven con menos de S/ 390 al mes) y pobreza extrema (personas que viven con menos de S/ 240 al mes) de los actuales 7.4% y 10.3%, respectivamente, a 6% y 7%.

Pero no nos quedemos en sueños, seamos capaces de convertirlos en realidad. Es cierto que los precios no nos están ayudando en los últimos años, pero todos sabemos que todo lo que baja en algún momento sube, la minería ha estado expuesta a estos ciclos desde siempre, y ya vendrán tiempos mejores. Mucho nos ayuda nuestro gran potencial geológico. Si empezamos a solucionar los problemas que todos conocemos, estaremos dando pasos seguros para seguir creciendo y disminuyendo los niveles de pobreza y pobreza extrema, que siguen siendo altos en el Perú, pero sobre todo con justicia y paz social.

 

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